...Luego de once años de ceguera oscura, lo primero que vio fue un monstruo. La excesiva luz le había quemado las retinas, dando paso a la ceguera blanca. Al ente observado no le quedó más que esperar a que la pirámide termine su descenso al interior del cubo.
En sus descripciones el ciego había magnificado las dimensiones y distorsionado las proporciones. El monstruo le decía "no soy el mal, no soy fealdad ni injusticia"; pero el hombre siguió corriendo mientras miraba el reflejo del Ser en el suelo. El baile de sombras le resultaba de un terror cautivador.
Cuando se adentro en el bosque encontró un caballo al que ensilló a tientas y montó para escapar con mayor eficacia del monstruo... pero no avanzó más de nueve metros cuando la pata izquierda de la bestia fue atrapada en una trampa. El ciego disparado de su lomo cayó de bruces en un charco de lodo. Golpeose la cabeza y despertó.
No hay mayor dolor que el que la gente que amas se odie entre sí y que andemos cual ciego que se encarcela a sí mismo. No hay mayor dolor que el ir perdidos en la opinión... No hay mayor dolor que ir lanzándonos cartas acumuladas por años en las mangas hasta que la más letal se deslice sobre nuestras arterias.
No quieras ser ese brujo que con puñal por lengua avance sigiloso como una serpiente entre matas de flores. Deshazte del barro. ¿Acaso creíste que por una descarga eléctrica habías llegado al amor? La inteligencia no puede fluir en lo frenético... Busca la sagrada verticalidad del tiempo a pesar de las (bi)polaridades del envoltorio. Mas no te pierdas en lo celeste y desciende por el hilo de plata, el canal debe ser despojado de artificios. Recuerda, en cada nuevo inicio que aún ignoras. Concéntrate para que las otras serpientes enroscadas no te muerdan el talón. 7 - 9 - 11 --------------------- Fin de la transmisión.
(2009) Soy mierda, soy mocos, soy babas, soy flema, soy sudor, soy orines, soy bilis, humo de auto viejo, soy el petróleo derramado en el océano. Soy la sangre que mi cuerpo rechaza, dolosa... Soy el semen que cae a la tierra. Soy un cardenal en mi brazo derecho. Soy un hueso fracturado. No me quejo Soy un mal cableado eléctrico Vómitos de adolescente Soy la placenta verdeada de mi madre. Tú recoges muñecas partidas y garabateadas por una noche. Coleccionas fetos e insectos, gatos pulgosos, cráneos como floreros- ceniceros.
Tú das sombra a un cactus muerto das sentido y valor a lo desasido Tú me encontraste. Soy sangre viva que late en tu yugular soy rayo de sol y jugo de naranja soy la sal del mar soy la estrella en el árbol de Navidad. Soy los siete momentos divinos de un día, la lluvia en nuestros rostros Soy un niño que cree en Dios, un girasol, tu pintura favorita... Soy el caos a tu medida y tú, mi reloj despertador.