domingo, 29 de mayo de 2011

Peces entrópicos (Acto III)

Había una vez, un león envanecido al que le gustaba comer peces. Los que no podía comer por ser espinosos se loe llevaba en el bolsillo y a las más bellas las robaba para contemplarlas cuando quisiera. Las encerraba en un acuario diseñado para estos fines, colocado en lo alto de su recámara, sobre sus libros. Comenzaba ronroneando y dándose vueltitas, luego, cuando estas se acercaban, les hablaba en un idioma ancestral que las cautivaba. Cuando lograba que lo miren a los ojos, en un santiamén, las cogía de un zarpazo.

Muchos peces habían quedado descorazonados pues el insensato rey de la selva les había quitado a sus esposas con estos trucos de ilusionista.

Un día, el mago melenudo decidió que era tiempo de expandir su reino. Tomó consigo a sus gatos de confianza y su preciado acuario. Las hembras miraban con tristeza el mar pues dentro de aquella caja de cristal se sentían muy mareadas, tanto que hasta veían colores, vueltas y verticalidades. Después de media hora, por tanto inclinarse sobre el mismo arrecife, su corona cayó al lecho marino y junto con ella el acuario que al desplomarse liberó a doncellas y esposas. Por fin tomarón burbujas frescas y despejaron sus cerebros.

Los moradores hicieron fiesta aquella noche. Comieron algas plateadas y algo que conocían como "kurza", un dulce manjar que cada diez años les obsequiaban las sirenas por ser la colonia más amorosa del océano Pacífico. Fundieron la corona del vil felino e hicieron aretes y joyas hermosas para obsequiar a las hembras q fueron rescatadas y para realizar trueques con los demás comerciantes de los arrecifes aledaños.

Olas de amor y burbujas. Reina la tranquilidad en el mar.

domingo, 15 de mayo de 2011

Espacios i-lógicos y olvídate de Hegel




Acto II

"Vas a ser mi perdición". Un beso con deseo contenido. Depositó sus muslos en manos ajenas.
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Por fin he despertado
La vigilia llegó montando tortuga pero aún veía sus brazos que hacían figuras circadianas en su mundo de doce horas.
Nuestro plan fue construir un mundo dentro de una arvjita verde esmalte y fue mentira,
me esperaban fuera de la burbuja cuadrada
¡Suéltame Hypnos, tus mares son violentos!

Es cierto, mi esposo ha muerto,
ya no tengo que irme con él
Mais un petit garcon attends... attends.
Me necesitas y yo a ti,
amor.

El motor se apaga,
la montaña rusa llega a su última vuelta.
El tren de juguete va aterrizando
y yo, suavemente desciendo en tu pecho de marfil tallado
me abrazo a ti y no me rechazas
Perdón de reyes.