jueves, 13 de marzo de 2014

~ Tamas

Recuerdo cuando el nihilismo hacía palpitar cada cámara de mi cerebro. Mi cráneo no lo contiene, así que emanaba de mi boca soltando palabras como coces. A través de mi mirada, en cada giro de muñeca, extensión y contracción del antebrazo, en cada abrir y cerrar de puños. Cada parpadeo de muslos, cada arremeter de caderas y resuellos taquicárdicos. Vanidad y orgullo. Llorar procurando silencio. Evité llorar hasta clausurar esa válvula de escape, la antes primerísima de las opciones. Te procuré libertad y desapego que confundiste con desinterés. Te fuiste.


Anoche descubrí que eres feliz, que alcanzaste la tranquilidad que juntos no pudimos mantener. Solo espero que no seas un rey idiota que confunde la estabilidad con el estancamiento, que cree que comodidad es seguridad. Yo ya me harté de mi zona de comfort y vuelvo a escribir en este blog a tu salud.




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