domingo, 27 de abril de 2014

El rostro del mal


...Luego de once años de ceguera oscura, lo primero que vio fue un monstruo. La excesiva luz le había quemado las retinas, dando paso a la ceguera blanca. Al ente observado no le quedó más que esperar a que la pirámide termine su descenso al interior del cubo. 

En sus descripciones el ciego había magnificado las dimensiones y distorsionado las proporciones. El monstruo le decía "no soy el mal, no soy fealdad ni injusticia"; pero el hombre siguió corriendo mientras miraba el reflejo del Ser en el suelo. El baile de sombras le resultaba de un terror cautivador. 


Cuando se adentro en el bosque encontró un caballo al que ensilló a tientas y montó para escapar con mayor eficacia del monstruo... pero no avanzó más de nueve metros cuando la pata izquierda de la bestia fue atrapada en una trampa. El ciego disparado de su lomo cayó de bruces en un charco de lodo. Golpeose la cabeza y despertó.